A mi siempre me han gustado los finales tristes, soy el puto Jesus Jeronimo, me gustan las cosas tristes, lo mas tristes posible. Y me gustan los finales tristes, como no. Mi problema es que siempre me olvido de que las cosas se terminan...y cuando llega el final me doy tan de bruces con él que me duele de verdad. Alguien diría que después de una biografía como la mía, es dificil que seas capaz de olvidarte de que todo termina. Y sin embargo, una y otra vez, me apalizo a mi mismo permitiendome disfrutar de las cosas sin pensar en que se acabará y dolerá y uno se preguntará si esto o aquello mereció la pena.
Así que esta mañana de Noviembre, tan llena de frío como solo los principios de un largo invierno pueden estar, me he dado de bruces con el final de algunas cosas que he disfrutado enormemente. Estoy triste, apenas he dormido hoy (jodida tos) y me siento como si estuviese soñando. Ultimamente siempre me siento como si todo pasase a mi lado como en un sueño, dejo de ser responsable, de pensar y de decidir, simplemente todo se desenvuelve a mi alrededor y yo me dejo llevar, llevar, llevar. Hasta que ya no hay donde ir.
Ya estamos en invierno. Y esta vez, creo que va a ser muy largo.
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