lunes, 22 de septiembre de 2008

Injusticia

Las cosas funcionan así: un número relativamente minúsculo de personas se enriquecen durante mucho tiempo especulando, comprando, vendiendo, dándo dinero a crédito, devolviendo. Moviendo capitales de un lado a otro. Hablo de personas, no hablo de empresas. Odio cuando ellos hablan de "la empresa". Las empresas no existen: están hechas de personas. Y normalmente las peores son quienes las dirigen.
Durante muchos años, el dinero es fácil de conseguir si eres un ejecutivo lo suficientemente poco escrupuloso para no oler la mierda. Lo cual cumplen el 99% de los ejecutivos. Eres un dios. Diriges el mundo con tus compras y tus ventas. Te dedicas a lucrarte de forma inmoral a costa de miles de tus semejantes, abominas del estado del bienestar, pregonas a los cuatro vientos que "el mercado se autoregula" y que el Gobierno no debe intervenir.

Te juntas cada dos o tres semanas con tus amigotes en algún hotel y comentais lo desastroso que es que el Gobierno invierta gasto en fines sociales, hablais horrorizados sobre las pocas cortapisas que los "comunistas" (lo he oído decir, en serio) de Amnesty International ponen a la expansión inmoral de las empresas en paises desfavorecidos, etc, etc. Durante años tienes ganancias y tus empresas crecen a razón del 20%. Por supuesto, no se te ocurre repartir esas ganancias con nadie, salvo por algunas iniciativas cosméticas que permitan pensar a tus clientes que tu empresa se preocupa por los demás. Son tuyas y para ti deben ser.

Un buen día, y como justa consecuencia a tu avaricia incomensurable y a tu falta de ética, el mercado se hunde y la fiesta parece acabarse. Crisis. Crisis. Crisis. ¿Adonde ha ido a parar todo el dinero? ¿Donde está? Preguntas tontas que hacemos los simples mortales.

Y entonces te transformas en un activista contra el libre mercado y pides que entre todos arrimemos el hombro y pongamos el dinerito fresco para que tu fiesta siga adelante. Por mucho que jamás nos hayas invitado, piensas que es tu derecho pedirnos el esfuerzo a los demás. Por eso eres tan generoso de ofrecernos puestos de trabajo de 40 horas (o mucho mas) por 600 euros al mes. Hay que ayudarte.

Y yo digo que esto se va a solucionar solo el día que todos nos enfademos de verdad y empecemos a asaltar sedes de empresas y multinacionales y acabemos con toda esta gentuza.

Gentuza a la que deseo lo peor.
Moríos ya, hijos de puta.


suena: Pink Floyd - Shine On You Crazy Diamond

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