Llevo dos meses pensandolo y ahora que se acerca, tampoco lo veo tan monstruoso. Pero como mi costumbre es obsesionarme con todo, pues en eso llevo 60 días. Que si debiera estar haciendo esto, que si debiera pensar lo otro, que si tal y que si cual. Dandole vueltas a quien me quiere, quien me odia, a quien le gusto, a quien le disgusto.
El otro día me contaron que en medio de un torneo de tenis, una abeja reina atinó a parar justo sobre la parte superior de la red de la pista y puso sus huevos allí mismo. En menos de 30 segundos, todo un enjambre apareció por alli y hubo que parar el partido que se estaba celebrando, llamar a ambulancias y a un señor de esos que van vestidos con una escafandra de apicultor para que echase a los bichos de allí. Curiosa historia.
El caso es que no estoy tan mal, sigo teniendo de todo: pelo, piernas, brazos, corazón y ojos, sigo teniendo erupciones, erecciones, reacciones y convicciones. Asi que supongo que dentro de lo que cabe, no es tan malo hacerse mayor.
Asi que esta entrada es simple y llanamente un homenaje a mi mismo, Jesús Jerónimo, que mañana cumplo 37 años de edad y 74 de preocupaciones. Brindo por mi y mi belleza.
No está mal, no.
Empiezo subidito.
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