Durante estos días no para de leer/oir discusiones sobre el atuendo que la ministra Chacón llevaba para la rancia ceremonia de la Pascua Militar. Casi todas ellas atufan a machismo barato y trasnochado: la ministra iba de smoking (y además, en mi opinión, guapísima). Es decir, eligió una vestimenta tremendamente elegante, desde cualquier punto de vista.
El problema es que los bienpensantes, que también lo son de la ropa, tienen que decirnos a todos cuando estamos arreglados y cuando no. Que tipo de zapatos nos tenemos que poner. Siempre preferirán a una mujermujer como Ana Botella vestida de arbol de Navidad que permitir a una persona joven elegir como quiere ir a un acto, por mas solemne (ejem!) que sea la ceremonia. Es innegable que la ministra Chacón actuó con sentido común, no iba ni en shorts ni en bikini precisamente. Iba elegante y moderna. Lo cual a muchos les debe fastidiar, pues hablamos de la persona que dirige el destino de nuestros sacrosantos ejercitos.
Y esto me da que pensar: como soy dado a no llevar traje (ojo, no confundir, siempre voy muy elegante desde mi punto de vista), llevo muchos años escuchando pequeñas diatribas sobre mi manera de vestir. Algo tan intrascendente que no me causa preocupaciones, pero que es sintomático: los mismos que nos dicen que está bien y que está mal, también nos tienen que decir que nos ponemos. No quieren personas: quieren fotocopias.
Yo, desde aquí brindo por aquel viejo eslogan: todos iguales, todos diferentes.
suena: Nacho Vegas - Junior Suite
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