Vi la película hace cosa de un mes y salí entusiasmado. Lo cierto es que al coger el libro esta mañana, me he sentido extraño: ya conozco la historia, la tengo reciente, no habrá un desenlace que me sorprenda. Y, sin embargo, quiero leerlo. Leer necesita de una magia, un esfuerzo, una paz y una concentración totalmente diferentes a ver una peli o escuchar una historia. Leer es realmente vivir, leer es morir, soñar y desfallecer. Con ello explico las decenas de libros que he releído. Siempre le pregunto lo mismo a la gente: "si puedes escuchar Blonde On Blonde 100 veces, ¿por qué no vas a hacer lo mismo con un libro?". No recuerdo haberme cansado jamás de repasar los desvelos de Holden Caulfield o haber perdido la fascinación repugnancia por Ignatius J. Reilly. Son parte de mi vida, pequeños e informes hermanos que me llevan acompañando desde hace años. Y, sinceramente, no puedo vivir sin ellos.
Creo que leo para vivir.
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