La grandeza. En todas partes. Allá donde miro no veo mas que grandeza. Por mucho que me empeño en buscar lo malo, lo malo, lo malo, siempre acabo por darme de bruces con la grandeza. Bien sea en este frío que se nos mete en los huesos y que nos recuerda que somos capaces de sentir, bien escuchando aquel tema que hace años que no me pongo y que dice cosas tan emocionantes que me ponen los pelos de punta. No tiene por qué ser tan largo el camino a casa. Tal vez me giro y me quedo ciego con un rayo de sol inesperado y emocionante, o quizá como una sopa de sobre que me sabe a gloria. En ocasiones, la miro dormir y ella se mueve mucho y yo pienso que sueña con modelar nubes. Quizá, quizá, quizá.
A veces miro la cara de cualquiera de ellos cuando tocamos, carne de mi sangre y sangre de mi carne, y hay un momento de emoción, quizá uno de buen humor y otro de tristeza. Y todos ellos emanan simplemente del hecho de ser amigos, de tocar juntos y de estar allí metidos, en un apestoso local que nos cobran a precio de oro (quizá ese sea su precio).
¿De donde viene todo ello? ¿A donde se va cuando morimos? ¿Qué es la maldad? ¿A qué se le puede llamar amor y a qué no? ¿No son mis dudas mas que síntoma de mi perfección?
Somos hombres. Tengo mi mundo, tengo mi sol, tengo mi luz y tengo mi amor. Soy omnipotente. Solo un hombre y todo un hombre.
Dejadme disfrutar con mis limitaciones, son las que me hacen infinito.
suena: Bruce Springsteen - Working On A Dream
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