Arizona Baby son, hoy por hoy, la gran anomalía del rock español. Un grupo que sin hacer demasiado ruido se ha aupado arriba del todo. Y visto lo visto anoche en la Sala Heineken (casi repleta para la ocasión), están ahi para quedarse. Su album, Second To None, es una de las mas agradables sorpresas que hemos tenido en años de rock español. Música sencilla (que no simple) hecha desde el corazón y el respeto. Y es que para empezar, Arizona Baby son un grupo verdaderamente original: dos guitarras acústicas y percusión y un puñado de grandes canciones son sus únicas bazas. Y vaya partido que le sacan. Ayer, delante de un público ruidoso y entusiasta ofrecieron un soberbio concierto, divertido, frenético, intenso. Parecido a lo que debe ser el gran rock and roll. Es dificil destacar alguna canción, pero las excelentes The Truth, A Tale Of The West o Shiralee (su greatest hit por el momento) subieron la temperatura de la sala hasta extremos insospechados.
Con grupos como Arizona Baby, se te quitan los complejos, porque tienen nivel para competir y hacer sombra a cualquier grupo de esos que vienen de fuera y con los que babeamos todos. De hecho, si realmente fueran de Arizona el sector integrista rockero babearía con ellos (cosa que creo que todas maneras está pasando, porque lo suyo es casi irresistible). Están en gira en estos días con otros ilustres (Clem Snide) por España, así que si tienes ocasión no te los pierdas.
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