Hay tantas cosas de las que hablar, que ni siquiera se por donde empezar. Asi que siempre acabo por no decir nada, por decir cuatro frases de cortersía y colgar el telefono con ganas de pegarme un tiro. Me pone muy triste ver como poco a poco, me desvanezco de sus recuerdos, de sus ganas, de sus pensamientos. Es algo dificil de llevar, ni siquiera se a donde lleva este camino. En ocasiones, la nostalgia me ahoga un tanto. Nunca se muy bien explicar de donde viene, pero de tanto en tanto se me agarra a la garganta. Y fumo mas que nunca. Y bebo mas que nunca. En el fondo, soy demasiado cobarde para ser autodestructivo, pero hago pequeños intentos.
Mi casa, llena de espacio y llena de cosas, apenas la visito. Estoy siempre demasiado ocupado para poder leer, demasiado ocupado para ver peliculas, demasiado ocupado para tocar la guitarra y esforzarme de una vez, demasiado ocupado, creo que estoy demasiado ocupado para evitar tener tiempo libre, estoy demasiado ocupado porque me llena de miedo no estarlo.
He comprado una bici. Voy a trabajar con ella. En este Madrid inhóspito para cualquier cosa que no tenga ruedas y tubo de escape, me tengo que ceñir a las aceras, intentando no molestar a ningun peatón. Por las mañanas aun hace fresco y se me enrojece la cara con el frío. He aprendido a no pensar mientras doy pedales. Solo voy contando, uno, dos, uno, dos, uno, dos...uno, dos.
Y aunque no son mas que pedaladas, a veces me vuelvo loco y me da por pensar que lo que cuento son los latidos de mi corazón. ¿Cuanto va a tardar en pararse? ¿Podría contarlo? ¿Cuantos años quedan para que yo también me muera, como todos los demás? ¿A donde se ha ido toda esa gente?
Uno. Dos. Uno. Dos. Uno.......
Nada.
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