Te contarán que soy un penoso amante, que apenas puedo empalmarme y que desnudo doy asco. Es posible que también te informen de que me han visto escupiendo en las aceras, robando en una tienda de caramelos, chillando en una exposición de fotografías y leyendo best sellers. He ido a alguna boda con los zapatos sucios y a veces, a veces sudo y huelo mal. Me ha abandonado el desodorante, ¿qué puedo hacer? Quizá alguien te comente que en el trabajo no me concentro y que de vez en cuando le miro las tetas a las chicas en el Metro. Te asegurarán que no sirvo, que ya soy viejo, y que soy engreído.
Y no solo lo harán contigo. Incluso me lo contarán a mi, que se supone me conozco a fondo. Y hasta es posible que me convenzan. Me gusta tanto engañar, que hasta sería capaz de hacermelo a mi mismo.
Soy una mala persona y alguien está esperando la ocasión de contartelo. Y tengo demasiado miedo de que te puedan contar cosas de mi que no quiero que oigas. Así que no tuve mas remedio que contartelas yo mismo. Pero la decisión de escuchar o no, por mucho que te digan, siempre es tuya. Decidiste escuchar y con ello me pusiste cara de monstruo horrible.
Y con eso me he quedado.
Triste. Monstruo. Nada.
1 comentario:
<span>¿En qué estás pensando...?A veces solo vemos lo que queremos ver,en otras ocasiones oimos pero no escuchamos. Quizá no todo esté perdido...</span>
Saludos.
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