En medio de la noche, apareces, bella y desconocida. En el fragor de un verano que adivinaba lleno de calles vacías y de risas a medio formarse. Te alejas y te acercas, te desmoronas y te haces fuerte. Me dices cosas y despues callas. Me sugieres y me entonas. ¿Como lo haces? Te encarnas delante de mis ojos y sin embargo, desapareces. Me asustas, me enloqueces, me preocupas, me entristeces. Y despues, desconocida una vez mas, me dedicas la mejor de tus sonrisas, me regalas tus misterios, me adornas con imagenes. Y te mueves, y te mueves, y te mueves...y yo te sigo, muy pequeño.
La luna se mueve despacio, mi cama enorme me enloquece. Los aromas de la noche se conjuran, se conjuran en mi mente. Y me asusto y me duele, que no pueda, que no puedo, que no triunfo ni me rindo, que no se si piso tierra o un islote de barro. Y despues apareces, desapareces, me enloqueces.
Y me pregunto, porque duele, porque duele, si existes, si me extrañas, si te interesas o te aburres, si las noches sin mi existen, si tus palabras cuando duelen, cuando clavan, cuando gimes o cuando sufres, son solo mias, son solo nuestras, son solo noche. Y te extraño y me asusto y me agarro y me desgarro y desbarro y me duele, que me duele, que me duele, que me duele, cuando no llamas, cuando no estás, cuando adoleces, de misterio estas sobrada, cuando lloras y lo noto y no puedo darte mi mano cortada de pañuelo, de tus lágrimas, de tus noches, de tu acento, de tus dones.
Y sigo andando, sin saber donde nos vamos, sin destino, sin principio, sin finales y sin dones. Simplemente dos extraños, dos soles y dos veces. Lleno de misterio, de luces, de mis miedos y tus voces.
Y me siento pequeño y solo si no estás, y el rey del mundo porque existes. Porque llamas, porque no llamas, porque hablas y porque callas. Porque duele, porque gusta, porque enfría, porque agobia, porque gimes, porque lloro. Porque contigo, todas mis caretas, mi frío, mi distancia, mis palabras, mis nubes, mis soles, mis fuentes y mis baños te adolecen.
No quiero, pero viajo. A tu lado. Y te espero, y te espero. Y se que al final, llegarás. Porque quiero, porque espero, porque desespero, porque adelanto, porque hablo, porque callo.
Porque a veces, con el tiempo, las cosas pasan.
Y las certezas y los miedos y los misterios y las nubes, se transforman de repente. En ilusiones, cuentos, en caricias y en miradas.