Hubo un tiempo (o eso nos cuenta la leyenda) en el que las eternas carreteras de América bullían de vagabundos aferrados a una guitarra, dedicados al eterno vagar de un sitio a otro y poniendo su alma en una canción de tres acordes, dispuestos a ser cronistas del fracaso del sueño americano. De aquellos tiempos, en los que un tipo llamado Woody Guthrie lucía una guitarra que aseguraba matar fascistas, surgió un cancionero eterno y popular que mostraba un mundo en descomposición, perdido y ofuscado en la mas grave crisis económica que el mundo hasta entonces había conocido. La vida y la muerte solo costaban unos pocos doláres y un ser humano valía lo que era capaz de producir, si tenía la suerte de encontrar donde hacerlo.
De aquello han pasado mas de ochenta años. Y como aseguraba alguien, la historia se repite a si misma tristemente. Vivimos tiempos similares, y con todas nuestras redes sociales, nuestros informativos actualizados al minuto y nuestros dispositivos móviles de última generación no hemos sido capaces de evitar que nos gasten la misma broma.
Es en ese contexto, en medio de un sombrío 2012, donde aparece el nuevo album de Bruce Springsteen. El millonario americano, aun convencido de ser la voz heredera de Guthrie, se lanza a un sorprendente y maravilloso ejercicio donde reinvidica la voz del hombre de la calle, la música de los callejones y el arrojo de la conciencia de clase. Country, irish music, gospel e incluso rap, todo vale a un Springsteen aguerrido como nunca para trenzar un fresco sobre el estado de las cosas que no dejará indiferente a nadie. Lo amas o lo odias. El de New Jersey, salvo en su previo y domesticado Working on a Dream nunca fue un hombre de medias tintas. No contento con eso, reviste al conjunto con un barniz de modernidad utilizando beats pregrabados y loops para imbuir a la mezcla resultante de un aire de modernidad insólito. Y sorprendentemente, en medio de todo ese batiburrillo sale mas que airoso, triunfante.
Desde el arranque con We Take Care Of Our Own, mucho mas apetecible colocado en el contexto del resto del album que como single inicial, donde establece las preguntas iniciales sobre lo escasamente que nos cuidamos los unos a los otros hasta la escalofriante rememoración del espiritu de Johnny Cash (no podía faltar a la fiesta) que cierra el album en We Are Alive, paseamos por un cancionero inspirado y reivindicativo. El album claramente se divide en dos partes: una primera amarga y protestona, que pasa de la tristeza de Jack Of All Trades, dedicado a todas esas almas perdidas e infrapagadas que hacen que nuestro primer mundo funcione a base de salarios mínimos y sacrificios (versos centrales del album: "Aguantamos la sequía / ahora aguantaremos la inundación...[..].... Si tuviese un arma / encontraría a esos bastardos y los dispararía" hasta la llamada a las armas de Death To My Hometown (quiero alistarme en las filas del ejercito del pueblo!!) todo es rabia y desesperación, puntuada por algunos temas musicalmente alegres pero liricamente amargos.
La segunda mitad se ocupa de la esperanza en que un mundo mejor está por venir, con el sensacional Wrecking Ball, donde Bruce parece querer decirnos que si, que si quiere podría seguir escribiendo himnos para la E Street Band si así lo desease. Mucho mas centrado alrededor del gospel, el final del disco alterna temas sorprendentes (Rocky Ground, que incluye un rapeado y muchos aires de modernidad o una extraña y emocionante versión de Land Of Hope And Dreams, tema ya conocido de sus conciertos que raya a gran altura con el solo póstumo del desaparecido Clarence Clemons). La ya mencionada We Are Alive cierra un disco soberbio, reinvindicando la vigencia y el espíritu de los muchos muertos en la lucha por los mismos derechos que ahora están amenazados, quizá de forma definitiva.
Y así, poco a poco, el disco reconstruye el concepto de música del trabajador y para el trabajador. Hay quien dice que es un enorme ejercicio de hipocresía, ningún Jack Of All Trades se podrá permitir ir a un concierto de Springsteen este año al precio de las entradas. Tremenda paradoja.
Y sin embargo, esta es música del pueblo y para el pueblo. Es música de lucha para la lucha. Y en los tiempos que vivimos, toda lucha es poca. Así que no queda mas que agradecerselo. El americano no tendría por qué meterse en estos follones, asi que uno prefiere pensar en que hay cierta dignidad en ser una estrella menguante de 62 años y que todo esta diatriba le sale del corazón. Es difícil pensar en alguien mas que pueda dedicar canciones a trenes que nos llevan a todos juntos en busca de una tierra mejor y no sonar gastado, hortera o directamente cursi. Bruce lo hace y sale victorioso.
Son tiempos tristes. Y quizá sea el ejercicio de cinismo mas grande que se ha practicado, pero Bruce Springsteen, el millonario aislado en lo alto de la casa de la montaña ha dicho lo que todos deberíamos estar gritando.
Y cuando se dice la verdad, no importa quien la diga, porque no deja de ser verdad.
8 comentarios:
Bien hablado. Bien expresado. Toda lucha es poca.
Sigo reposándolo, J.
Pero me encanta lo que escribes.
(y deberías prodigarte más).
Abrazo
Gracias a los dos por el comentario....
Ay, hermano, ya somos viejos hasta en esto de los blogs y me puede la pereza, pero si, quiero prodigarme mucho mas!!
Un abrazo. ¿Donosti 2 de Junio?
Melvin, muy bien, me quedo con el final, si es verdad como un puto puño da igual quien lo diga y desde el pedestal que lo diga. bruce lo está, es inevitable, se lo ha ganado y como tal lo ha utilizado. Es loable que alguien que está tan tan arriba aún sepa escribiro decir cosas que joden a los que tragan mierda todos los días.... pensemos en las megaestrellas alejadas de cuando comían bocatas de mortadela envuelto en papel de estraza...
Por supuesto, en Donosti nos vemos. Hablaremos antes...
Estupenda prosa JJ una vez disfrutada habrá que lanzarse al disco a ver que nos cuenta el jefe.
Enhorabuena y abrazote y estoy con Red River te tendrías que prodigar mas.
A mi la pena que me da es que frente a otros muchos de la misma edad o más que no han perdido la capacidad de hacer discos épicos, Bruce se está convirtiendo en una nulidad disco a disco.
Y no, que un rico me hable como si fuera el líder del movimiento obrero, no está bien aunque sea verdad, sino que me hace sentirme gilipollas, porque hasta para decir según qué cosas hace falta tener mucho dinero. Me tengo que callar muchas cosas para recibir mi nómina a fin de mes.
Pese a todo, siempre bruce, y nos vemos en los conciertos.
Hola J.
He leído tu artículo de casualidad, leyendo un par de posts del corner. Y me ha encantado tu artículo. Emociona, como el disco. Me he identificado especialmente con esa sensación de que el single en solitario aún no había dicho ni la mitad de lo que estaba por llegar. No pude estar en la gira de la Seeger (y eso que tocaron en Santander al lado de casa de mis padres), y espero poder compensarlo un poquito en ésta.
Este año sólo iré al Bernabeu, con mis amigas de la otra vez y más gentecilla. A ver si nos vemos por ahí.
Creo que tenemos Boss para rato. Aleluya
Un saludo de tu ex-vecina ;)
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