Hoy, deambulando entre los rincones oscuros de mi mente, buceando en el lejano pasado de mis días, rebuscando en el baúl de mis miedos mas ocultos, he redescubierto el placer de regocijarme con mi melancolía. He mirado el cielo metálico y siempre vacío y he recordado el sabor de las lagrimas calientes en mi boca.
Como sistema dinámico, siempre tuve un estado de equilibro: situado justamente en el vértice de mi melancolía. Me impide hundirme definitivamente, pero también me impide sacar la cabeza por encima del agua y respirar durante siquiera unos instantes.
Y no tiene porqué ser nada malo.
suena: Los Coronas - Estación Uranus
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