Y es que siempre tiene que pasar lo mismo: no hay amor sin dolor, eso está mas que claro. El caso es que tampoco es cuestión de poner en tela de juicio tus propios gustos, aunque me da que la próxima vez que me beba uno, no podré evitar hacerme la imagen mental del susodicho insecto. Al menos, visto que están bien aplastados y pulverizados, perderé el miedo ese que siempre me ha invadido un poco a que un ser vivo se establezca en mi augusto cuerpo, como en plan tenia, anisakis o ser del espacio exterior surgido de alguna galaxia muy lejana. La indigestión de Alien ha marcado a mi generación.
Son las nueve y pico. Pero me está entrando sed.
Hmmmmm....
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