Cinco años después, la nieve me ha atado a mi ciudad y me ha impedido siquiera el pequeño consuelo de acercarme un poco a ti, aunque no sea mas que para unas flores y unas palabras musitadas entre dientes. He llorado de rabia, odio que sea invierno, odio que esté nevando en todas partes, odio estar sentado en esta silla en lugar de rumbo a nuestro encuentro anual. Me odio a mi mismo por escuchar a la gente que me obliga a atarme al buen sentido y quedarme aquí, como si nada pasase.
Pasan muchas cosas dentro y fuera de mi estos días. Pero el 17 de diciembre se paran todas y vuelo, vuelo, vuelo por un cielo oscuro. Y tengo miedo de encontrarte.
Pero sobre todo, tengo miedo de no encontrarte.
En una nevada tarde del mes mas cruel, Diciembre...
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