Y he ahí que de repente el aire es frío, hueles a campo por primerisima vez en meses. Es como una explosión de tranquilidad que se abre paso dentro de ti, que te invade lo quieras o no. Pura paz, puro sosiego. Tanto que agradecer y tan pocas palabras en tu boca para hacerlo.
Entonces viajas a una casa de ensueño, llena de aromas, de calidez, de fuego, olor a madera y hierba. En medio de ninguna parte, o eso quieres pensar, perdida del tiempo y del espacio y tan personal como quieras verla. Simplemente perfecta. El sitio donde te gustaría descansar, donde te gustaría leer, donde puedes ser tu mismo. Y la frase se queda en tu mente: "Que dificil es todo". Y sin embargo, de manera casi mágica, casi misteriosa, todo se queda muy atrás y estás muy acompañado, querido, sentido, consolado. Y mientras se desenvuelve el mayor misterio, el que nunca se ha desvelado, empieza la calma mas nerviosa....y te sientes comprendido y cuidado por primera vez en meses.
Al salir, en medio de una noche fría, la magia no se rompe. Hace muchisimo frío de nuevo, del que te llena los pulmones y hace que te des cuenta de que estás vivo, y contento de estarlo.
Conduces poco a poco. Y entonces lo ves."Sonríe".
Y sonríes.
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