Hola niña preciosa,
Como ves ha vuelto Cielo Vacio. Un estúpido proveedor de Internet se ha llevado por delante alguno de los archivos mas viejos de esta nuestra casa. Y aún me queda mucho por barrer y limpiar y adecentar. Pero por lo menos sigo aquí. Seguimos aquí. Y eso ya es mucho.
De mi no tengo demasiado que contarte. Te sigo echando dolorosamente de menos cada segundo. Veo tu cara en cada esquina y tu risa me asalta en mis sueños. Una doctora ha construido una barrera química en mi cerebro que me impide llorarte y desesperarme cada instante. Y las drogas funcionan, de manera sorprendente, segura, amarga.
Pero hoy, aun, me sigues faltando. Y en medio de la bruma que la química ha creado en mi fatigada cabeza, aun me pregunto si todo esto merece la pena.
Es una sensación extraña, la de comerse cada mañana en el desayuno una dosis de mentira.
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