martes, 28 de septiembre de 2010

Deserciones

......y después, sin darnos cuenta, llegó uno de los inviernos mas crudos que recuerdo. Nevó tanto que llegamos a enfermar de los ojos, ante un blanco tan arrasador, mañana tras mañana. Y nuestras vidas siguieron tranquilamente, el uno alejado del otro. A veces nos cruzábamos en una tienda o en un bar o por la calle y nos saludábamos cortesmente, pero con distancia. Y eso duró mas de 30 años. 30 años que parecían hechos de nieve y sol.

Despues, me llegó mi hora. Y dejé de saludarte al cruzarme contigo, por el simple hecho de que eso dejó de suceder. Jamás nada en tu rostro me reveló que pensases en mi siquiera una vez. Me había desvanecido de ti y no quedaba ni rastro de quien yo había sido a tu lado. 

Es raro, a veces nos comportamos de una forma especial con una sola persona. Y se me ocurre que si dejamos de ver a esa persona, ese trozo de nosotros se muere. Algunas caras necesitan un espejo en el que reflejarse: si el espejo se rompe o desaparece, la cara deja de existir. De esta manera, una parte integral de mi se esfumó como si nunca hubiese existido.

Pero yo seguí deambulando  de un lado a otro, sombra furtiva en un pueblo que se marchitaba a ojos vista. Una noche vi que de tu casa salía alguien ojeroso y triste y comprendí que despues de todos esos años, también había llegado tu momento. Me pregunté si con tu último aliento me habrías recordado a mi. Quizá con tu muerte mi lejano yo, tanto tiempo olvidado, había vuelto a existir siquiera por un instante.

Después de eso, no tuve tiempo para mas. Lo poco que quedaba de mi yo se desintegró en mil pedazos de nada. 

Que invaden el Universo, buscando, buscando, buscando............buscando.

3 comentarios:

Anonymous dijo...

<span>Bonito. Tanto el texto como la imagen. </span>

invitada dijo...

<span>se ha separado belen esteban y fran, joder jesus,</span>

Daeddalus dijo...

<span>Joder, y yo sin enterarme...</span>