Mi casa huele a comida y ausencia. Mi casa está sucia, llena de cacharros por fregar. Mi casa está silenciosa y extraña. La luz sigue entrando por las ventanas, mi bonsai (se llama Ignacio) está un poco mustio, yo creo que está tan harto del verano como yo.
Mi armario se ha quedado con sus puertas abiertas, mostrando al mundo toda mi ropa, que posiblemente ni siquiera está demasiado limpia. Tengo unas camisas preciosas, algunos abrigos que me encantan. Y ya quiero usar manga larga.
El sábado por la noche tuve ensayo y sonamos mas o menos bien. Despues estuve en algún concierto y volví a casa andando. Una hora y pico andando. No había taxis, ni siquiera había por donde pasar en caso de haberlo encontrado. Este sábado los que mandan en mi ciudad decidieron que abrir los museos hasta las dos de la mañana es una idea genial. Y muchos pensaron lo mismo: nadie visita los museos un martes a las seis de la tarde cuando no hay cola, pero si los abres un sábado de madrugada, un millón y medio de personas se echan a la calle bajo una cortina de lluvia para hacer colas de dos horas tras las cuales pueden visitar lo mismo que todos los demás días. Será que mi idea de cultura es otra.
Hoy hace Sol en Madrid. Y la vida. Ah! la vida. La vida sigue.
Asi que no tengo ni idea de lo que me pasa.
suena: Scott Walker - Copenhaguen
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