A la vista de los resultados, es mucho mas facil explicarse el título de Magic. Tras años de escuchar incluso a los fans mas recalcitrantes negar a Bruce Springsteen la capacidad de volver a crear himnos como los de antaño, cuesta creerse este último truco de uno de los mas hábiles prestiditadores que nunca hubo en el mundo pop.
Ninguno esperábamos que sacase un conejo de la chistera a estas alturas de la historia. Y, sin embargo, una vez mas (y van....), el norteamericano se remanga y nos coge a contrapié de nuevo. Con esa naturalidad que exuda y que a algunos resulta tan irritante, nos endosa 11+1 preciosas canciones de alrededor de tres minutos y medio y uno no sabe si para él esto es juego de niños o si, por contra, lleva años y años planificando este Magic. Un disco concebido para recuperar aquellos tiempos en los que reinaba el vinilo y las cosas había que decirlas en mucho menos de una hora. Tiempos gloriosos, que duda cabe.
Magic viene precedido de una campaña de publicidad centrada alrededor del supuesto regreso de Springsteen al rock. Su banda de toda la vida y un disco supuestamente muy guitarrero. Radio Nowhere fue el primer aviso, rock sudoroso y grasiento, quizá deudor de una producción excesivamente limpia para el tipo de tema que se quería hacer. Y, ¡pam!, primer truco, resulta que Radio Nowhere es el peor embajador posible de Magic, porque Magic nos ha salido con que le gusta el pop. Y las guitarras, aunque presentes en él, no muerden como se había dicho.
Magic es un disco de pop. No del pop tontorrón y fácil con el que las emisoras de 40 éxitos al día pueblan el dial (ay!! Radio Nowhere). Es un disco de pop de cuando el pop significaba algo mas grande que la vida misma. Un disco de guitarras, teclados, baterías y sobre todo mucha, muchísima vida. Springsteen se da un paseo por los años 60 y adornando todo por su particular manera de entender el rock nos regala un album sensacional: lo he escuchado unas dos o tres veces nada mas y ya puedo afirmar que posiblemente sea el último clásico de un superclásico. Lejos de la ampulosidad de su última entrega con la E Street Band, fallido precisamente por su pretenciosidad y su excesiva duración, Bruce aprende de sus errores y resume todas las bondades, defectos, misterios y lados oscuros de su banda en poco mas de cuarenta minutos.
Cuarenta minutos donde hay cabida para las melodías mas pop (You'll Be Coming Down, tan cercana y lejana a Lucky Town), para los brumosos recuerdos de las noches en los clubs de Asbury Park (Livin' In The Future), para la reinvindicación propia de si mismo y su sensacional banda (I'll Work For Your Love, a caballo de Loose Ends y For You), para el pop mas Brian Wilson (ay, que bonito eso de Girls In Their Summer Clothes) y, como no, por supuesto para la mítica de sus obras maestras (Long Walk Home, verdadero masterpiece del album, un gozoso tema que enlaza toda la obra Springsteen en un solo lugar, la melancolía, la alegría...).
La única tristeza viene de la inevitable sensación de última oportunidad: casi se puede sentir la lucha de Springsteen por crear un album a la altura de sus clásicos, un último canto de cisne donde reinvindicar a esa banda de amigos que un día soñó con conquistar el mundo con su música y tras conseguirlo, no todo era dorado. Aquí todos tiene su dosis de protagonismo, el renqueante e inseguro Clarence Clemmons aporta algunos solos mas emocionantes que inspirados, Danny Federici se adueña de algun tema con su teclado y Bittan demuestra que la E Street Band no sonaría igual sin él. Patti Scialfa apenas aparece en algún coro donde apenas se la escucha. Esto es el all-boys club que por muchos años fue la E Street Band. Todo eso da igual, la cosa suena muchos mas espóntanea y exuberante de lo que se puede esperar de un puñado de sesentones haciendo rock. Y es muy posible que sea la última oportunidad de vivir un lanzamiento de este estilo. Se disfruta solo.
Así que, a medida que el disco avanza, y las luces se van apagando, lentamente, una a una, uno recuerda su propia vida, tan extrañamente unida a los sentimientos y pensamientos de una superestrella norteamericana que vive a un milón de años luz de aquí y todo resulta incluso extraño. De repente, caes en la cuenta de que hace 22 años que te enamoraste por primera vez....y de que tu primer amor no fue una chica, fue una canción, da igual ya cual fuese. Era una canción. Y desde entonces, contemplas hipnotizado. Quizá tu mismo sepas hacer tus propios trucos, mucho mas torpes y previsibles que los tuyos, pero propios, eso es lo importante.
Y mientras todo eso sucede, y antes de que luz cese por fin, hay un último brillo y el mago desparece ante nuestros ojos en una explosión de humo y luz. Su último gran truco, su grand finale. Su mejor número. Y el último.
Bang, bang, the lights go out.....
suena: Bruce Springsteen - Magic
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