Íbamos por las calles de Madrid llevando un poco de caldo y bocadillos a unas cuantas personas mas perdidas mental que fisicamente. Eran jueves noche llenos de frío, preocupaciones, nervios y sobre todo olores. A veces me quedaba mirándote hablar con ellos, cuidarlos, intentar entrar en el mundo de tinieblas y fantasía en que el que vivían. Era increíble de ver.
Volvíamos tarde a casa, ateridos y cansados, cargados con termos vacíos. Quizá alguna noche antes de regresar nos tomábamos algo caliente. Pero siempre, siempre, siempre cogíamos el último metro a casa desde Argüelles. Y allí veíamos cada jueves al mismo hombre, en el último vagón ocupando un puesto de pie en el extremo mas alejado del nuestro.
Un tipo extraño, vestido siempre con el mismo traje y botas de tacón blancas, totalmente calvo, mediana edad. Se movía de manera extraña, como si se deslizase y en cada estación se lamía la mano y se la pasaba por la cabeza desnuda, como peinandose un pelo que ya no tenía. Nos fascinaba y repuganaba a partes iguales. Me consta que a ti te daba miedo. Siempre hacía el mismo trayecto que nosotros y se bajaba en nuestra estación.
Acabamos por verle tantas veces que su presencia constante se convirtió en una de nuestras bromas privadas. El freak del metro. Nos preguntábamos quién era ese señor y qué hacía cada noche allí, con ese aspecto tan extraño.
Anoche, volviendo de una fiesta de cumpleaños, yo solo, volví a verle en el mismo sitio del mismo vagón de la misma hora. Y toda la historia se me vino de nuevo a los ojos y a la garganta.
Me cuesta mucho aceptar que el mundo haya continuado con sus absurdas rutinas mientras que tu sonrisa y tu dulzura se esfumaron de manera tan repentina. Ni siquiera se paró nada durante un par de horas, mas allá del cortocircuito en un puñado de vidas que se apagaron un poco para siempre. Algunos me dicen que han pasado 4 años y estoy seguro que comentan entre ellos lo "bien que lo he superado": me he vuelto a hacer tan hipócrita que hasta yo mismo vivo en esa mentira. Perdóname.
Es solo que a veces no tengo ni puta idea de como llevar esta carga que la vida me puesto en los hombros.
suena: The Beach Boys - Don't Worry Baby
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