
Y me gusta mucho como suena en distorsión. En limpio no suena nada mal tampoco, pero es mucho menos brillante que mi otra hijita, la Telecaster Thinline '69. Y estamos hablando de la versión Epiphone, habrá que empezar a pensar en pillar una verdadera Gibson Les Paul en algún momento, cuando sea mayor y aprenda a tocar decentemente. A eso ya me está ayudando Sangui (de quien os recomiendo que aprendais mas aquí).
Así que de ahora en adelante, habrá que turnarse entre una y otra. La dura y la suave. La rugiente y la pudorosa. Al final, acabará siendo verdad que esto de tocar la guitarra es muy parecido a vivir la vida: los contrastes enriquecen.
Ahora solo me hace falta aprender a tocar bien.
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