En estas últimas semanas, he conocido el frío. Siendo de Avila, direis que no es demasiado dificil que lo conociese de antes, pero el caso es que hasta hace nada yo era de esas personas que pasan calor en todos los lados sea la epoca del año que sea. Calor en invierno y mucho calor en verano. No soportaba las calefacciones abrasadoras de las muchas casas donde he vivido mi vida ni tampoco disfrutaba cuando el mes de junio empieza a calentar de verdad.
Pero ahora todo ha cambiado. Desde que dedico algunas noches a buscar y encontrar vidas destrozadas, me he hecho friolero. Y me he dado cuenta de lo egoista que resulta un tipo como yo, que se ha pasado la vida en edificios climatizados lloriqueando por tener calor. Patetico. Ahora salgo por ahi por las noches y el frio se me clava en los huesos y ya nunca tengo calor, por muchos jerseys que me ponga o mas cazadoras que eche encima. Mis pies son los mas frios del mundo. Porque el frío de pasar las noches a la intemperie no solo se te pega a la cara y a las manos, se te agarra al corazon y te atenaza la garganta, sin dejarte respirar. La mejor estufa del mundo no puede destruir esa garra helada.
Y a mi me parece que mi conciencia me ha congelado la sangre para siempre. Por mis caprichos de niño rico, por mi melancolía impostada y mis eternas ganas de llorar sin que haya razones para ello. Por mi egoismo y mi ceguera. Por mis pecados y los pecados de la gente que me rodea. Por apretar los parpados y asi evitar ver lo que no me gusta. Por taparme la nariz cuando desfilo ante la gente. Y por no dar un beso cuando me ofrecen la mano.
Es hora de que todos nos pongamos frente al espejo y lloremos por los que pasan frío.
suena: no importa.....
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