Mi bisabuela era una mujer enjuta, delgada y animosa. Llegue a conocerla en vida, cuando la pobre no era mas que un poco de carne arrugada sobre un saco de huesos gastados. Recuerdo que me daba un poco de miedo, porque la verdad es que como siempre iba de negro, me recordaba a alguna bruja de los cuentos. Los niños son asi de malos.
Como decía, era una mujer llena de decision. Fue la primera del pueblo en aprender a leer y en cierto modo una feminista. En aquellos tiempos, justo antes de la guerra, la mayor riqueza que había en las asperas tierras de Avila era el agua. Cada familia tenía su pequeño terreno que cultivaba con afan todo el año y que les daba para al menos vivir miseramente. Por las noches, afuera, se oía aullar a los lobos y los habitantes del pueblo guardaban a sus pocas ovejas dentro de casa para evitar los ataques. Una oveja muerta por los lobos era sinónimo de hambre.
Para alimentar de agua aquellos terrenos, se habían montado acequias que se desviaban oportunamente para que el agua llegase a cada terreno. Comoquiera que aquel era un año de sequía, los vecinos se robaban el agua entre ellos, pues durante la noche salían y cambiaban el sistema de distribución de la acequia para que el agua llegase a su terreno. Asi que la gente empezo a quedarse sin dormir para vigilar su agua.
Normalmente, esa era una tarea encomendada a los hombres, pero mi bisabuela fue la unica mujer del pueblo que empezó a quedarse también. Un vecino, avisado de ello, decidió ir a robar el agua de la finca de mis bisabuelos justo una de esas noches. Y alli se presentó.
Dice la historia, que al oir llegar a alguien, mi bisabuela cogió la escopeta y se plantó de pie esperando. Asi fue como vio llegar a uno de sus vecinos, que con la mayor tranquilidad del mundo le dijo:
- Hola he venido a por agua. Y tu me vas a dejar que me lo lleve.
- Si se te ocurre tocar la acequia, te pego un tiro- dijo mientras amartillaba el arma.
El hombre dudo por un segundo. Conocia el caracter volcanico de aquella mujer y me imagino que por un momento, tuvo miedo. Pero despues, muy ufano, se dió la vuelta y se dirigió a la acequia diciendo:
- A mi una mujer no me va a impedir que me lleve lo que quiera.....
Fue la ultima frase que nunca pronuncio. El sonido seco de un disparo rasgó la noche y el cuerpo exanime del hombre cayó al suelo con un ruido sordo.
Me gusta imaginarme a mi abuela quedandose allí, con el cañon de su escopeta humeante y vestida de negro, sentada junto a cuerpo del hombre y mirando a las estrellas.
suena: nada, quizá solo el disco duro de mis pensamientos.....
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