miércoles, 23 de febrero de 2005

Patito

Pasé el fin de semana fuera de la ciudad y tu te quedaste en casa, sola pero feliz, esperando a que llegase el domingo para podernos ver.

Yo volví el domingo, con ganas de pasar un buen rato contigo. Con tanta prisa salí de donde había pasado el fin de semana que no tuve tiempo de comprar el regalo que te compraba allá donde iba. Así que paré en un bar de carretera a estirar las piernas y comer un bocadillo y aproveché para comprar allí un llavero-patito que cambia de color al apretarle.

Llegué a casa triste por no traerte un regalo mas lustroso. Y cuando lo viste, que felicidad, que risa, que abrazos: "Es preciosooooooo", gritabas con voz de niña feliz.

Y yo también fui feliz, porque supe que te gustaba tanto porque lo traía yo, independientemente de su precio, de donde lo había comprado, de como te lo dí, te gusto porque era el regalo de Jesús para Patri. Y eso era lo que de verdad te importaba.

Te adoro, niña feliz. Allá donde estes....

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