Antes de ti, mi vida se marchaba por el desague de la banalidad. Del sinsentalismo. Me resbalaba por una pendiente de barro sin final aparente.
Y un buen día llegó tu sonrisa y tu aroma de bebé y las nubes se esfumaron del cielo como por arte de magia, por arte de tu magia. Y ahora me descubro de nuevo como al ser humano despreciable que llevo dentro. Y me miro al espejo y no soy quien querría ser. Solo un tipo de ojos verdes.
¿Sabes una cosa, cariño? Mi vida sin ti es una mierda. Pero aun te amo, eso es lo único puro que queda en mi quebrantada alma.
Te quiero, te quiero.
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