Llueve tanto fuera que me dan ganas de salir corriendo y transformarme en una simple corriente de aire que atraviesa el diluvio y corta el aire, raudo como una flecha, sigiloso como un tigre, invisible como un ministro de la vivienda.
Al salir me caigo al suelo. Me hago una buena herida y además, me mancho horriblemente los pantalones que pensaba llevar por lo menos durante una semana sin cambiar. Está bien. A mal tiempo buena cara.
El caso es que me sangra la rodilla y como los pantalones se me han empapado y pegado a la piel (seguro que las chicas me miran el culo, seguro, segurisimo) no puedo caminar normalmente, asi que avanzo con dificultad, similar a una cojera. En consecuencia, acabo resbalándome y cayendo al suelo una vez mas. Esta vez, ¿como no?, el libro que llevaba para leer en el Metro se ha abierto (justo por la página 183, ni la 181, ni la 185, justo la 183, manda cojones). Mejor lo tiro despues de esto. Total, no me interesa demasiado saber como acaba.
Entonces deja de llover y de repente sale el Sol. Un Sol espléndido, cegador, amarillo, cálido. Precioso. Lo sabía, no merecería tanto sufrimiento. Al fin y al cabo soy un tipo sencillo que paga sus impuestos, come pescado solo una vez a la semana y contesta mentalmente a las preguntas de los concursos en la tele. O sea, como uno mas, pero un poco menos complicado, asi que realmente no me parece justa la cantidad de desgracias que he tenido simplemente con poner un pie en la calle.
Paso un día de ensueño: como al Sol en el parque, mi jefe no se acerca a mi en todo el día, me compró una palmera de chocolate al volver paseando a casa en manga corta(nota para los pequeños de la casa: una palmera es lo que vosotros llamais un Qué? ) y por último me tomo una cerveza en una terraza, mas a gusto que un arbusto. Mira tu que bien.
Al volver a casa, me he quemado los brazos por entero. Demasiado Sol,
Bueno, y Qué?
suena: Camera Obscura - Number One Son
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