martes, 24 de diciembre de 2002

Aquel día me había levantado con la extraña sensacion de no ser yo mismo, como si mis sueños me hubiesen robado mi persona. Asi que creo que en la ducha acudieron a mi mente miles de pensamientos extraños, pugnando por transformarme en algo diferente a lo que era hasta entonces. En medio de aquella barahunda de ideas atropelladas, surgio el concepto que habría de cambiar mi vida para siempre. Tal fue el impacto que me produjo que me quedé sin aliento.

Si, sin duda, la prueba que había estado buscando durante años se había aparecido ante mi, clara y diafana. Ahora me parecía imposible no haber caido en la cuenta antes, no haber pensado hace años en ello. Durante meses me había debatido febrilmente entre la duda y la lucidez, buscando, siempre buscando, sin saber exactamente que era lo que quería encontrar. Hasta incluso llego un momento en el que dudé de mi propia razón, sintiendo que cualquier atisbo de pensamiento logico habria desaparecido de mi cerebro. Y ahora todo había terminado, la lucha había llegado a su fin y yo tenía lo que buscaba.

Por fin estaba seguro. Por primera vez en la historia de la humanidad alguién había probado que Dios no existe.

Canturreando me afeité y me recorte la barba, pensando en la fama, el reconocimiento, la inmortalidad que mi trabajo me iba a proporcionar. Silbando salí de casa, paseé bajo el Sol, saludé a mis conciudadanos, encantado conmigo mismo. Decidí que me merecía algunos días de descanso antes de publicar definitivamente mi trabajo, y hacer llegar a toda la humanidad mi sensacional descubrimiento.

¿ Saben lo que pasó ? Nunca llegué a publicarlo. No me pregunten el porqué, no sabría contestar. Quizá me asusté de su magnitud, o tal vez simplemente no quise nfrentarme a la nueva vida que mi deduccion me depararía.....El hecho es que nunca me atreví a mencionar una sola palabra sobre ello.

Hoy en misa nos han dicho que solo los justos van al Cielo. Y cuando ha terminado, me he quedado alli solo sentado en el banco, pensando en cuanto me gustaría poder ir al Cielo, a gozar del descanso eterno. Al fin y al cabo, si hay alguien que merece ganarse el Cielo, ese soy yo.

suena: Los Ilegales "Princesa Equivocada"

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