lunes, 17 de enero de 2005

El Tiempo

Querida Patricia,

Hoy, de repente, ya hace un mes que me dejaste tan solo. Me gustaría poderte decir que me mantengo mas o menos estable y que todo va bien. Quizá te alegraría saber que soy capaz de reir y de pasarlo bien.

Pero nunca te engañé y no puedo hacerlo ahora. Tu pérdida ha dejado un vacío demasiado grande en mi vida. Me levanto por las mañana en mi casa y no encuentro mi sitio. Nuestra vida juntos sigue latiendo en cada esquina y en cada rincón. Aun hay objetos que huelen a Patri por casa. No quiero perder nunca ese aroma tuyo que nos tenía a todos encandilados.

El otro día hicimos el concierto en Moby Dick y creo que fue un regalo bonito, aunque se me llenaban los ojos de lágrimas cada vez que miraba a la primera fila y no encontraba tu sonrisa preciosa iluminandome el camino.

Realmente, va a ser muy dificil vivir sin esa sonrisa. Y sin tus besos. Ayudame, yo solo no puedo.

Y aun, hoy, a un mes de esta tragedia que ha hundido mi vida, te amo con locura. Con locura, cariño. Vuelve pronto, por favor.

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