Hubo un momento en el que pensé que realmente existía el mundo que yo soñaba en mi cabeza. Esperaba que algún día dando tumbos acabaría llegando a ese lugar donde realmente quería estar. Inocente de mi. Soñaba con paseos, charlas, lecturas, escuchas. Soñaba con compañeros de fatigas, con tardes de melancolía y noches de humo. Me alegraba el corazón pensando que pronto iba a salir de donde me hallaba y a encontrar a mi gente, a ese grupo al que yo pertenecía desde mucho antes de conocerlos.
Después, caí en la cuenta de que tal ilusión no era mas que una vana esperanza. Durante mucho tiempo, desistí de encontrar un hogar entre los demás seres humanos. Era yo, yo solo....y triste. Solo contra todo el mundo, solo de solemnidad y autocompasión.
Ahora me he dado cuenta de que un tejado no hace hogar. El hogar está donde yo quiera encontrarlo. Ya no me tengo que enfrentar a nadie ni a nada. No tengo obligaciones, no tengo que ser un heroe ni un villano. No quiero redimirme de pecados que jamás cometí. Solo tengo que pensar como pensaba Patri: me gusta todo.
Solo tengo que ser Jesús Jerónimo. El mejor Jesús Jerónimo que nunca existió.
suena: The Housemartins - Five Get Over Excited
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