Cuando era pequeño leía a todas horas. A todas. No sabía jugar a las canicas, ni a las peonzas, era el que menos corria de todo el colegio y para colmo, tenía gafas. No era sociable, pero no echaba nada de menos. Fueron unos años que pasaron muy rapido.
Ahora que ya no soy pequeño, ya no leo a todas horas (al menos no todos los días). No me hace falta correr y hace mucho que llevo lentillas. Soy muy sociable y me divierto estando con gente. Los años siguen pasando igual de rapido.
Cuando sea un anciano, creo que volveré a leer a todas horas todos los días. Está claro que no podré correr aunque me conformaré con andar. Seguiré siendo simpatico con todo el mundo y jugaré con mis nietos.
Y asi, en solo tres parrafos, creo que os he resumido mi vida. Sencillo, ¿verdad?
suena: la calefacción......
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