martes, 7 de enero de 2003

- Mire que extraño color tiene el Sol esta tarde - me dijo el doctor Kramer.

Efectivamente al girarme pude observar un extraño fenomeno. La tarde aparecía teñida de verde y el horizonte era una confusa amalgama de colores nunca vistos en el cielo. Posiblemente, tan solo fuese un fenomeno atmosferico causado por el calentamiento de las capas de aire sobre nosotros en aquella tarde calurosa de verano, pero el hecho es que de alguna manera sentí aquello como un presagio. Que lejos estaba entonces de saber lo que el destino me deparaba.

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La cara de aquel extraño. Algo me decía que le conocía, que no era un cualquiera aquel que se había cruzado delante de mi coche y se había vuelto a mirarme, asustado por el crujir de las ruedas de mi coche. Pero no lograba identificarle y lo cierto es que en menos de un segundo sus facciones habían desaparecido de mi vista, si bien las podía recordar en mi cabeza tal y como si las estuviese aun viendo.

Durante algunos minutos me esforcé en recordar quien era aquella persona a la que había estado a punto de atropellar. Quizá le conociese de la facultad, de aquellos años lejanos difuminados ahora en la niebla de la memoria. O a lo mejor habíamos cruzado alguna palabra en el trasncurso de alguno de mis cada vez mas frecuentes paseos por la ciudad. Por mas que lo intentaba, era incapaz de recuperar mi supuesta conexión con aquel hombre.

Encendí la radio del coche y entonces me acordé. Si, sin duda era él. Increíble.

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Un niño salta de piedra en piedra para cruzar el riachuelo. A lo lejos se oye el mugir de algunas vacas que pacen tranquilamente en un campo vecino. Me tumbo y me regunto que es lo que está haciendo ella y porqué tarda tanto en llegar. Un minuto despues, me quedo dormido.

suena: Steve Forbert "Mexico"

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