Lo había buscado por todas partes. En mi habitación, en el salón atestado de libros y discos, incluso en la misma cocina a pesar de saber que no lo encontraría allí. Todo con tal de evitar tener que llamarla a ella y preguntar.
Pero finalmente, tras meses de búsqueda infructuosa, no me quedó mas remedio que tragarme el orgullo y llamar:
- Mordor, dijo ella.
Y entonces recordé. Corrí a la libreria y sacudí el ejemplar de El Señor de los Anillos. De entre sus páginas cayeron el cheque que tanto había buscado y una foto, mostrandonos a los dos juntos y sonrientes. Entonces me di cuenta de que lo que realmente había deseado encontrar durante tanto tiempo no era mas que aquella maldita foto.
suena:conversaciones
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