5. Willie Nile. Streets Of New York.
El caso de Willie Nile es curioso: un tipo que se pudre en una oficina currando día tras día cuando sus albumes deberían vender tanto como los de Lou Reed o Bruce Springsteen. Willie encarna el espiritu libre de NYC, siempre dispuesto a un buen rato de rock and roll. La sinceridad de las letras, lo afilado de las guitarras y esa sensación de facilidad que transmite con todo lo que hace son los tres elementos con los que cuenta para entusiasmar. Parecía casi imposible que entregase un album mejor que Beautiful Wreck Of The World, pero lo ha conseguido. Hay tantos temazos y hits que es casi imposible elegir. Caminando entre baladas que cortan el sentido (Faded Flower of Broadway), power songs atronadoras (Cell Phones Ringing in The Pockets of the Dead, dedicada a los fallecidos en Madrid el 11M) y mucha, mucha diversión, Willie da una nueva lección de lo que significa llevar el rock and roll en las venas. Impresionante.
4. Magnolia Electric Co. Fading Trails.
Jason Molina sigue a lo suyo. Desde que cambió el nombre de su banda de Songs: Ohia a Magnolia Electric Co. va a disco por año y todo ellos son magníficos. Fading Trails solo tiene 9 canciones, pero todas y cada una de ellas son sensacionales: asperas, líricas, cadenciosas. Neil Young mataría por sacar un album como cualquiera de los suyos un día de estos. Aquí encontramos al menos dos de las mejores canciones del año: Lonesome Valley y Menphis Moon. Con mas presencia de piano que en entregas anteriores, este disco sería disco del año de no haber mediado las tres burradas que encabezan la lista.
3. Johnny Cash. V.
El legado de Cash sigue extendiendose de manera apasionante. Cuando parecía que despues de la maravillosa caja Unchained ya no había nada mas en los archivos, sale este quinto volumen con Rick Rubin y nos pone los pelos de punta de nuevo. Entre algunos temas propios a la altura de lo esperado y las inspiradisimas versiones que aparecen, es uno de los discos mas disfrutables de la saga Rubin. Cash suena consciente de la cercanía de su propio final, su voz transmite serenidad y sabiduría y todo suena tan bien como uno podría esperar. A veces, es duro perder a los jovenes de 80 años que pueblan este planeta.
2. Bruce Springsteen. We Shall Overcome.
Todo apuntaba mal cuando se anunció este album: una nueva entrega de guitarra de palo y escasez de arreglos en el canon Springsteen. Yo personalmente pensaba que llegaría algo como Devils & Dust pero inferior porque no veo a Springsteen como un cantante folk por mucho que él se empeñe. Pero cuando se editó, mi sorpresa fue mayuscula. Este carnaval arrabalero surgido de las cenizas de lo que un día fue New Orleans es el mejor disco de Springsteen desde The River. Haciendo suyos los temas, contando con una poderosa banda y unos arreglos sobresalientes, el ambiente de camaradería y diversión que transpira cada uno de estos temas, te arrastra sin poderlo evitar. La mejor gira del año y el segundo mejor album. No está nada mal para una superestrella de 57 años.
1. Tom Waits. Orphans.
No puedo ser objetivo con Orphans. Todo en él es perfecto, hasta se le perdonan sus pequeños fallos, gracias a la magnitud de lo que ha hecho Tom Waits. El gran titán de la música, incapaz de grabar un mal disco. El caso de Waits es curioso, su estilo es tan personal y omnipresente que uno esperaría que acabaría por cansar, pero los discos van apareciendo y siempre consigue entusiasmar. Todo lo que hace es fundamental. No se puede vivir sin escucharle. Algún día podremos contar que cuando sacaba estas cosas, nosotros estabamos allí. La leyenda cada día crece. No hay quien le pare. And that's allright.
suena: Sugar Mountain - Sorry When I'm Gone
No hay comentarios:
Publicar un comentario