No hay droga mas potente que la tristeza. Yo llevo años enganchado a ella. Hubo un suceso en mi vida que me precipitó casi definitivamente en sus brazos, pero mucho antes de ello, yo ya caminaba convencido y con paso seguro por el camino que lleva bajo su abrazo oscuro.
Y verdaderamente engancha, dependes de ello, no te puedes librar. Aun en los momentos mas luminosos y felices de tu vida, un mecanismo secreto encerrado en medio de tu cabeza te pide una dosis, una última dosis de tremenda melancolía. Y te precipitas en su busca: basta una melodía, una simple imagen, dos palabras o un recuerdo..y vuelves al agujero. Al agujero secreto donde tu sufrimiento te hace feliz y a la misma vez te hace sufrir. Donde te puedes aislar de tus problemas, porque simplemente estás triste. Hay un cierto masoquismo, dulce y melancólico, en esta constante persecución de algún momento de tristeza.
Dicen que la tristeza es un problema. Yo siempre la he visto como un refugio. Mi refugio.
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