
Su congoja se desgrana en canciones, en pequeñas piezas, album tras album, año tras año. Recientemente vi un video de una de sus actuaciones y cuando el público, puesto en pie, la recibía efusivamente a su entrada en el escenario, ella esbozaba una sonrisa como pensando en lo irónico de la vida y en como su triste existencia podía gustar tanto a los que no la viven.
Ignoro si todo eso que menciono mas arriba es falso o una simple invención para vender discos. Lo dudo. Lucinda suda vida en cada concierto y en cada disco. Y mientras siga haciendo cosas tan bellas y escalofriantes como West, su último album, nada mas importa.
Si el mundo fuese justo, Lucinda estaría ganando millones. y sin embargo, a esta hora, seguramente esté recorriendo alguna perdida carretera en pos de su próximo concierto.
A veces me gustaría ser el viento que la acompaña.
suena:Lucinda Williams - Where is my love?
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