Poblado de personajes memorables, la mejor obra desde el punto de vista lírico de un Springsteen en estado de gracia, nos lleva de la mano al infierno humano: desde el vagabundo deseoso de matar en The New Timer hasta el ex convicto en libertad condicional con inclinaciones criminales de Straight Time, pasando por los traicionados trabajadores de Youngstown, descendiendo a los suburbios de Balboa Park, donde los adolescentes venidos del sur de la frontera venden sus cuerpos para comprar drogas. Como siempre, en casi todos los albumes de Springsteen, salvo Nebraska, queda un lugar para la esperanza (Across The Border), aunque más bien parece que esta pueda llegar en forma de muerte liberadora para los torturados personajes que en forma de una consecución de objetivos que parece siempre se escape. De hecho, en Highway 29 el protagonista acaba muriendo, tras una sobrevenida trayectoria criminal. Y ese es el único momento donde el recitado de Bruce trasluce algo mínimamente parecido a la tranquilidad. Escalofriante.
Este no es un disco sobre la vida ni la muerte. Es un disco sobre las fronteras, reales y emocionales, que nos separan a unos de otros. No encontrarás grandes melodías en The Ghost of Tom Joad, salvo por la canción que le da título. Como si de una colección de poemas se tratase, un multimillonario se sumerge en las vidas miserables de los cientos de pobres humanos que se ven obligados a abandonar sus lugares y sale triunfante.
¿Hipocresía? Tal vez. Pero ARTE con letras mayúsculas. Inolvidable. Sientate a escucharlo en mitad de la noche acompañandote de sus letras. Si, eso es la tristeza.
Se puede ver aquí (muy recomendado).
suena: Bruce Springsteen - Highway 29
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