martes, 21 de agosto de 2007

Historia

De repente, me entraron unas ganas tremendas de irme a vivir a New York antes de que acabase este veranos de hojas secas y cielo azules. Quise perseguir las hojas cayendo sobre el cesped de Central Park, ver la nieve tapar cada rincón del asfalto, pasar mucho frío caminando por el Village y sonreir cuando note que el calor de la primavera vuelve a los cielos.

Pensé en los veranos de mi ciudad, cada vez mas áridos e ingratos. En los inviernos donde apenas me apetece salir de mi casa. Concluí que ya solo la primavera me gustaba en el sitio donde vivía.

Todo ello duró menos de un segundo. Después, me asomé a la ventana para fumar un cigarro. La brisa fresca entró en mi salón y me recordó que uno no puede soñar a no ser que también esté dispuesto a correr.

suena: NIN - The Way Out Is Through

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