Me prometen. Bajada de impuestos, 400 euros, mas leyes, menos leyes, mejores carreteras, menos coches, mas cultura, menos peliculas. Me prometen de todo. Y me cansan con todo.
A los unos no los soporto, el mero pensamiento de ministros valencianos con pinta y ademanes de mafioso, o de ministros paisanos mios con cara de meapilas y alma de salteador de caminos, ennegrecidos por la mentira, el desdén y el franquismo, me hace sentirme enfermo. Antes me cortaría la mano que votarles.
Los otros nunca me han entusiasmado. Llevan el nombre de la corriente que se supone que me representa y sin embargo están tan lejos de mi como puedan estarlo. Imaginarme a políticos toledanos meapilas y derechosos o a salmantinos mediocres y mas bien mentirosillos me subleva. No con mi voto. No con mi voto. No puedo votar a un partido que presenta como activos a según que gente, no puedo. Por mucho que me haya encantado la cara de gilipollas que se les ha quedado a los obispos con algunas medidas, o lo que me diviertan los gritos airados de algunos señorones que me rodean...no puedo votarles.
¿Por qué yo (y muchos de los que me rodean) nunca tenemos a nadie a quien votar? ¿Por qué? Desde aquí propongo que se instaure el voto negativo: un voto que sirva para quitar votos a un partido, pero no dárselo a otro.
Pero total, da igual. La derecha siempre mandará en este andrajo de pais.
suena: Marah - Angels Of Destruction
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