jueves, 3 de octubre de 2002

Una vez estaba sentado con P., sentados los dos sin hacer nada....me imagino que simplemente nos apetecía a los dos estar allí, juntos, mirando el valle verde que se extendía delante de nosotros y sin decir gran cosa. Subitamente me di cuenta de que en sus ojos había lágrimas. En ese momento, no sentí la necesidad de preguntarle que le pasaba, pues de alguna manera comprendía sus lágrimas aun sin saber la razón exacta de las mismas.

Nos quedamos allí los dos, sentados tranquilamente, mirando el valle. Creo que yo me encendí un cigarro y le di unas caladas, pero no lo recuerdo exactamente. Entonces se giró, me miró y me dijo: "Es todo tan maravilloso...". Yo me quedé callado, pensando en lo que quería decir con esa frase. Porque no era tan facil, nunca me ponía las cosas tan fáciles.

Estuve un rato reflexionando sobre lo que estaba pensando. Un buen rato. Entonces, volví a mirar sus ojos llorosos y lo vi todo absolutamente claro. Aun así, me quedé un rato callado, viendo como las lágrimas corrían por sus mejillas. Entonces muy bajito, escuché a mi propia voz decirle: "Es bonito este frío que se te mete en los huesos, ¿verdad?" Se limitó a sonreir entre las lágrimas y a volver a mirar al frente.

Nos quedamos los dos allí sentados, mirando el valle mientras lo cubrían las sombras. Fue el mejor momento de mi vida.

suena: The Rolling Stones "Wild Horses"

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