El otro día en medio de uno de mis frenéticos ejercicios de zapping me tropecé con uno de los hermanos Morancos, esos que hacen reír a las pensionistas de este país, haciendo un chiste superoriginal mientras hablaba con una chiquita francesa: "Ah!! ¿Qué eres de Francia? Pues a ver si les dices que no nos vuelquen los camiones..". Año 2008. Y aún nos acordamos de que hace 20 años los franceses nos volcaron 10 o 12 camiones (a lo sumo). Y encima nos hace gracia. Patético.
El caso es que por lo que sea (a mi me parece que por envidia de pene) los españoles siempre hemos odiado a los franceses y como estamos en 2008 por mucho que Los Morancos hayan descubierto la máquina del tiempo, la que nos queda por aguantar. No olvidemos que hace 200 años que Manuela Malasaña y los suyos les dieron lo que merecían a los gabachos malignos que nos invadieron.
Cielo Vacío, como sabeis poco dado al aprecio a las nacionalidades se confesa como un devoto afrancesado. Amo ese país y su cultura. Es el único sitio en el que me siento como en casa aparte de Madrid. En el fondo me da la sensación de que el odio que España siente por ellos es porque en el fondo son como nosotros pero en versión civilizada. Adoro el sonido del frances, el ruido del Metro en París, el clima húmedo de Estrasburgo y el turismo high class y chantajista de Niza. Quiero ser francés, llevar bufanda y pasear a orillas del Sena siendo muy muy muy existencialista.
Pero como a servidor le ha tocado ser un individuo bajito y feo del centro de España, pues a joderse tocan. Y es que ya os dije una vez, que a mi nunca me toca nada en los sorteos. Y sin embargo, hay que reconocer que contra viento y marea un mantiene la joie de vivre.
El que tenga oidos para oir que oiga.
suena: Benjamin Biolay - Rose Kennedy
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