Hace muchos años, muchísimos años, el amo de todo se aseguraba de que sus esclavos no abandonarían el puesto de trabajo sujetando una bola de metal negra a los tobillos de los muchos desafortunados que tenían la mala suerte de ir a parar a las plantaciones. Entonces, la gente trabajaba por nada, de sol a sol, sin poder protestar.
Después hubo protestas, revoluciones, manifestaciones, corrió toda la sangre posible y aún mas. Se sucedieron las huelgas, las algaradas, los atentados. Murieron culpables e inocentes. Se incendiaron casas, palacios, estaciones de ferrocarril. Saltaron por los aires sedes de partidos políticos, los anarquistas batallaron con los comunistas, el capital intentó someter a los socialistas, que a su vez calumniaron a los anarquistas. Todo por una gota de dignidad y por una vana esperanza de un futuro mejor.
Entonces el amo de todo vió que el camino podía ser mucho mas sencillo. Vistió a los esclavos con traje y les dió hipotecas y muchas cosas que comprar. En lugar de sucios esclavos, les llamó directores, gerentes, consejeros y cosas similares. Les dió tarjetas de visita con logotipos de colores y les regaló responsabilidades. Con sus responsabilidades bien clavadas en el corazón, los nuevos esclavos retomaron sus tareas con energías redobladas y dieron lo mejor de sí mismos para beneficio del amo de todo.
Pero con eso no bastaba: un buen día el amo de todo se dió cuenta de que echaba de menos aquellas negras bolas de metal e inventó la Blackberry.
Desde entonces, millones de esclavos nos paseamos por el mundo, ufanandonos como imbéciles de la bola de metal que nos impide ser libres.
suena:Social Distortion - Under My Thumb
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