jueves, 14 de agosto de 2008

Quejoso

Estoy ligeramente ebrio y me acerco al baño. Son casi las 3.30 am. Y sucede: sin querer empujo a alguien, siempre sin querer. Y se me encara. Es un tipo muy parecido a mi, con pinta de haber sido un empollón toda su vida pero con cinturon de pinchos y camisa estrecha. Creo que me dice algo con voz alterada, pero no consigo escucharle. Me limito a seguir mi camino pensando "no quiero líos, no quiero líos, no quiero líos".

Poco despues, estoy charlando con un amigo y él pasa a mi lado y me pega un pisotón malahostia que me hace muchísimo daño. Me quedo mirando su nuca marchar y me quedo absorto en ella: me siento tan concentrado y fuerte que creo que si lo deseo, lograré entrar en su mente.

Me concentro, me concentro, me concentro: mi idea inicial es ordenar a su confuso cerebro bajo mi control mental que haga que la polla se le desprenda de la ingle y caiga al suelo. ¿Justo castigo por un pisotón? Puede que no, pero es que la vida es injusta muchas veces.

Después, visto que parece que la polla no acaba de caer, le ordeno con mi corriente mental poderosa que a partir de ahora nunca sea capaz de decir ninguna palabra al derechos, solo al revés (ejemplo: ohcered) y que nadie le vuelva a entender. Por lo animado de su conversación, veo que mi control mental no surte efecto.

Pienso que quizá puedo ponerme a su lado, fumarme un cigarro y echarle humo en los ojos. No es como las demas cosas, pero ESO si puedo hacerlo, yo que se.

Al marcharme: él se acerca y me dice: "oye, tronco (odio que me llamen tronco, yo soy raices), perdona por antes, es que iba un poco ciego". Yo le tranquilizo y le digo que no lo he tomado a mal y me marcho para casa, pensando en si alguna vez seré capaz de dominar a la gente con mi mente.

Al llegar a casa y desnudarme delante del espejo, mi polla se me desprende de las ingles y cae al suelo. Plaf.

ADREIM.

suena: Richard Hawley - Our Darkness

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