Estuve en una despedida de soltero. A mi nunca me han gustado demasiado esos eventos, al menos no como normalmente los he vivido, pero he intentado no faltar a ninguna por mas que en algunos momentos no tuviese demasiadas ganas.
Esta despedida de la que hablo tuvo lugar hace ya muchos años. Disfraces, alcohol, un tanto de diversión y posiblemente un mucho de horterada. Disfrazamos al novio de mujer y así deambulamos por la calle, tomando cerveza y retomando viejas amistades. Al poco, nos encontramos con la despedida de soltera de la novia por la calle y a algún componente de nuestro grupo se le ocurrió una frase dedicada a las chicas (que también estaban disfrazadas, borrachas y supongo que confusas): "A fregar, a fregar, a fregar.." La coreamos todos, así, en medio de la calle, dedicada a nuestras novias y amigas, señalandolas y presumiendo de un machismo aterrador. Aun me sonrojo al recordarlo.
Ellas, obviamente ofendidas, decidieron contestarnos con algún cántico similar (¿por qué siempre tiene que haber cánticos?). Y lo hicieron: "A trabajar, a trabajar, a trabajar..." Nos señalaban. Reían. Reíamos. Reñiamos.
¿Por qué se me ha venido esta anécdota a la mente? No tengo ni la menor idea. Algo debe tener que ver con una especie de conciencia que me está apretando sobre desear competir con los demás. He perdido las ganas de vencer.
No encuentro las razones para desearlo.
suena: Manuel Galbán/Ry Cooder - Bolero Sonámbulo
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