Erase que se era un hombre pequeñito. El hombre era poco inteligente y menos sensible. A pesar de que era inmensamente rico, no sabía explotar esa riqueza y casi siempre, al final del día no tenía nada que comer. El hombre pequeñito no era feliz.
Un día, un gigante malvado se enteró de las enormes riquezas del hombre pequeñito y decidió quedarse con ellas. Como quiso disfrazar su ambición ante sus demas amigos gigantes, decidió decir que la riqueza del hombre pequeñito no era aprovechada y que él la administraría mejor. Ciego de ambición, atacó al hombre pequeñito con una excusa tonta y le dejó muy mal herido. Los demas gigantes no se atrevieron a protestar de este hecho, porque tenían miedo de la ira del gigante malvado. El gigante malvado se quedó con todas las riquezas del hombre pequeñito. El pobre hombre pequeñito mientras, quedó expuesto al hambre y a las inclemencias del clima.
Unos meses después, los demas gigantes empezaron a pensar que ellos también tenian derecho a una parte del jugoso pastel de las riquezas del hombre pequeñito. Asi que decidieron dar como excusa una supuesta preocupación por su salud y ofrecer dinero para sanarle. En realidad, su intencion era acceder a la fortuna inmensa y ni siquiera se molestaron en ocultarlo demasiado. Despues de todo, ¿quien se preocupa de lo que le pase a un hombre pequeñito?
Asi que todos los gigantes se juntaron un par de días en Madrid y decidieron abrir seis bancos en las tierras del hombre pequeñito y ya puestos, poner de nuevo en marcha sus pozos de petroleo. ¿Que mejor manera de ayudarle? Los gigantes malvados quedaron muy satisfechos de sus decisiones y esa noche durmieron felices en sus hoteles.
Mientras tanto, el hombre pequeñito se moría de frío tumbado malherido y expuesto al frío de la noche irakí. Y el mundo seguía dando vueltas......
suena: las noticias.....
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