Hace unos meses en uno de esos cursos que me da mi empresa para que aprenda a ser "el directivo del futuro" me hicieron un test. Con solo 20 cuestiones pretendían descubrir no solo mi perfil profesional, sino mi perfil vital. Las cuestiones eran muy sencillas. Uno, que normalmente es muy escéptico para este tipo de cosas y que no tiene el mas mínimo interés por ser directivo, rellenó el test sin prestar demasiada atención a las preguntas y respondiendo de manera inmediata sin pensarmelo dos veces.
Los resultados me dejaron atónito, puesto que el (voluminoso) documento que me enviaron unos días después, describía a la perfección mi yo público. Fui leyendo alucinado página tras página preguntándome como era posible que tan solo 20 preguntas permitiesen a alguién adentrarse tan profundamente dentro de mi vida pública.
Lo que no salió en los resultados del test fue la cara del pequeño monstruo meláncolico, azul y huidizo que habita en el mundo que llevo entre mi pecho y mi cerebro. Posiblemente, porque en mi afan de hacer como que no existe haya momentos en los que consigo olvidarme de él.
Hasta que me descuido y aprovecha para apuñalarme por la espalda.
suena: Utah Saints - Lost Vagueness
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