martes, 24 de febrero de 2004

Voluntarios

Soy voluntario de una ONG. Se llama Solidarios para el Desarrollo. Aun no se muy bien las razones por las que me apunté a esta ONG en concreto y muchos menos las razones por las que he acabado participando en el programa de Personas en la Calle, dedicado a los que habitualmente llamamos indigentes o sin-techo.

Asi que todos los jueves por la noche nos echamos a la calle acompañados de unos termos y unos pocos bocadillos y buscamos por el centro de Madrid, que en esta ruta parece muy diferente al que habitualmente vemos, a las muchas personas que pasan su existencia en la calle, en algunos casos en condiciones extremas. Les ofrecemos un bocado, un café caliente y un poco de charla. Se que no es mucho.

No deberíamos hacerlo. Vivimos en un pais rico. Y en lugar de gastar nuestros esfuerzos en EXIGIR a nuestros gobernantes que solucionen este y otros problemas, nos dedicamos a poner tiritas en heridas de bala. A echar mercromina en muñones gangrenados. Los voluntarios, reconozcamoslo, ayudamos a que se perpetue el problema. somos las manos que dan el terrón de azucar a los caballos que van a ser sacrificados, para que mueran con un sabor dulce en la boca.

Ni siquiera esa función pueden hacer ellos, eternamente perdidos en cifras macroeconomicas, de esas que se han inventado para que a las personas se les transforme en números que permitan matarlos lentamente sin cargo de conciencia. Nosotros les hacemos la tarea sucia y volvemos a casa sintiendonos como santos.

Y sin embargo, en la calle están los locos, capaces de narrarte las historias mas delirantes. En el barrio te encuentras con los inmigrantes sin papeles, algunos de ellos viven en la calle mejor de lo que lo hacían en sus paises. Cerca del parque, deambulan con los alcoholicos, navegando eternamente por las brumas de su mente. Y los sencillos, que no necesitan casi nada para vivir y no son demasiado infelices. Y todos ellos nos conocen, nos tratan, nos cuentan sus historias y hasta supongo que confían en nosotros. Y cuando terminamos, de madrugada, nos tomamos un café caliente y nos vamos a casa. Ellos no. Ellos se quedan en la calle a dormir.

Y algunos jueves, me sorprendo metiendome en mi cama a las dos de la mañana y preguntandome si no seré yo el mas hipocrita de todos los habitantes de esta ciudad.

suena: Bob Dylan - Idiot Wind

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