Por supuesto que a veces me pongo triste. Muy triste. No soy de acero, claro que no...después de todo lo que sucedió es imposible caminar siempre con la frente alta y la mente despejada. Por supuesto que se me ensombrece la mirada, que me vienen lágrimas a los ojos. Son momentos muy íntimos y solitarios, aislado conmigo mismo, porque no deseo compartirlos. Si, es cierto, hubo un tiempo en que necesité escupir mi sangre y mi dolor en vuestras caras, pero eso ya pasó, pasó para siempre. Ahora, es parte de mi y solo de mi.
Y de alguna manera, he seguido adelante. Sigo atenazado por determinados miedos, que pienso superar de todas maneras, y sin embargo puedo presumir de haber sobrevivido sin volverme loco en el proceso (hubo un par de veces que estuve a punto de conseguirlo). Mis lágrimas se mezclan con la luz del sol y el polvo de mi casa, y entre mis párpados ruge el mar.
Ya no desafío a nadie. Vuelvo a ser solo Jesús Jerónimo.
P.S: gracias por la foto, MK...
suena: Josh Rouse - Rise
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