Si el cine es el arte que pretende ser el reflejo mas vivo y real de la vida, entonces su máximo exponente en lo que llevo visto de año es Pequeña Miss Sunshine. Esta enternecedora historia de una familia de "perdedores" metida en una furgoneta lo tiene todo: drama, dolor, amor, humor y lágrimas. Un paseo por las pequeñas cosas que son grandes en nuestras vidas: nuestros miedos, traumas y esperanzas pasadas por el tamiz de una pretendida comedia que resulta mas triste que cualquier dramón.
Drama de carretera, comedia de enredo, tragicomedia de reflexión existencial/existencialista. Y sobre todo bofetada en la cara de ese mundo liberal que nos quieren vender donde estamos divididos en perdedores y ganadores. Solo en USA llamar perdedor a alguien es un insulto, pero pronto lo será en el resto del mundo. En PMS hay muchos perdedores, pero la vida sale ganando. Y con ella todos los demás.
En esta cinta, cada personaje es un mundo en si mismo, alguien digno tanto de admiración como lástima, aunque mi favorito es esa pequeñina adorable y regordeta capaz de llorar, callar o hablar y emocionarme con cualquiera de esas cosas. Si algún día tengo una hija, espero que se le parezca.
Porque la vida es llanto y carcajada, porque hay que saber reirse de lo malo y llorar por lo bueno, por todas esas cosas hay que ver Pequeña Miss Sunshine.
suena: Damien Rice - Elephant
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