Recuerdos de un año y medio de mi vida viviendo en Verona (Italia). En aquel momento trabajaba para una estúpida multinacional americana (mi pasado negro!!!) y mi vida estaba basicamente centrada en programas, informes y pantallas. Cuando llegué a Verona, alquilé un apartamento PRECIOSO en la parte mas antigua de la ciudad. Era un estudio-buhardilla con vistas a un bosque por un lado y a un castillo por el otro. Un sitio idilico del que apenas pude disfrutar por mi stress laboral.
Enfrente de la edificación de mi apartamento, estaba la Piazza Cisterna, una coqueta pequeña plaza donde en primavera y verano la Trattoria del Ropeton ponía su terraza. Ropeton era un inefable italiano, eternamente ataviado con pantalón y tirantes y con un acento venetto tan marcado que incluso a sus propios compatriotas les era complicado entender su jerga. Eso, aderezado con su manía por hablar a toda velocidad, le convertía en el personaje mas extraño de toda Italia. Nunca me ha gustado la pasta, pero os puedo asegurar que los Penne al Ropeton eran el plato mas delicioso que he probado en mi vida.
Pero la verdadera especialidad de Ropeton era el Tiramisú. Si vais por allí en verano no podreis probarlo, puesto que lo hacía con un tipo de queso (Mascarpone) que segun él no era bueno en verano, así que solo durante unos meses al año era posible saborearlo. A lo largo de mis meses de soledad allí, Ropeton y yo fuimos desarrollando una especie de curiosa amistad. Muchas noches yo cenaba allí y él se sentaba conmigo en la mesa (jamás le ví probar bocado) y me contaba cosas de los viejos tiempos en Italia. Su infancia en el campo, sus padres, como empezó a cocinar, etc... A mi me costaba mucho esfuerzo entenderle, pero me encantaba estar allí sentado con él hasta que cerraban y nos tomabamos un lemoncello (o varios) juntos.
Ropeton me contó en una ocasión el origen del nombre del tiramisú. Por lo que él decía, era un postre que habían empezado a preparar las madames de los prostibulos italianos a finales del siglo XIX. La principal función del dulce era que a base de cacao los clientes cansados por su actividad en el local recuperasen la energía perdida y sus penes se pusiesen en estado adecuado para volver a consumir. Asi que empezaron a llamarle "tira-me-su" (tira de mi hacia arriba) y de ahí el nombre actual. Que gran historia.
Aun recuerdo mi última noche en Italia, en compañía de Ropeton. Estuvimos hasta las dos o las tres de la mañana sentados en su restaurante, bebiendo aquellos deliciosos lemoncellos. Cuando nos despedimos, Ropeton se quedó clavado, me miró a los ojos y lo creais o no, me cantó completa su canción italiana favorita: "Ci Reveddiamo" (Nos Volveremos a Ver).
Al salir de allí, miré al cielo de estrellas sobre el bosque y pensé que lo mejor de regresar son los recuerdos que te llevas contigo. Hasta hoy.
Mi amiga Hache, con su entrada sobre el tiramisú me ha traído todos estos recuerdos. Así que le dedico a ella esta pequeña historia.
suena:Gary US Bonds - Club Soul City
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