Paseaba solo entre aquellos árboles. No era capaz de recordar de donde venía ni que hacía perdido en medio de aquella hermosa espesura. Hacía mucho tiempo que no había salido de mi enorme, caliente y contaminada ciudad, asi que era una verdadera sorpresa estar en aquel misterioso sitio. El viento susurraba entre las ramas (realmente lo hacía, no es una figura literaria) y escuchaba a algún animal arrastrarse por el suelo. No sentía miedo y cerré los ojos.
Abrí los ojos y seguía solo. Pero ahora me rodeaba una playa. Rumor de olas, aroma de sal. Miré hacía el mar embravecido, a un lado y a otro: no había un alma. Era de noche cerrada, pero el agua reflejaba la Luna: todo tenía el sabor de un sueño extraño. Nuevamente, me sentía tranquilo y no estaba asustado.
Volví a cerrar los ojos.
suena: Dominique A - Hear No More Dear No More
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